De pequeña me encantaban los juegos en los que había que correr: el beisbol, las carreras de relevos, polis y cacos estaban entre mis preferidos.

Después del cole lo suyo era “bajar a la calle” y jugar hasta caer rendidos.

Recuerdo a la perfección la de veces que teníamos que subir a casa a beber agua y la sensación tan placentera una vez calmada de sed.

No existían ni los zumos envasados, ni las bebidas isotónicas y los refrescos se consumían solo en ocasiones especiales como cumpleaños o fiestas.

Y ahora nos encontramos en una época loca con gente que afirma no saber qué beber.

A muchos no les gusta el agua porque dicen que no sabe a nada, como ya lo comentábamos en este artículo.

Por si esto fuera poco, se ha convertido en objeto de discusión la cantidad de agua que hay que beber. Que si un 1,5L, que si 2, que si 3.

¿De dónde han salido estas recomendaciones? ¿En qué se basan?

Y si ya nos atrevemos a entrar en el mundo deporte, la cosa se complica hasta el infinito.

En el artículo de hoy me gustaría hablar de dos aspectos:

  • Qué cantidad de líquido hay que beber para evitar la temida deshidratación
  • Cuales son las bebidas más recomendables

 

Cuánto hay que beber. La sed como barómetro fiable

 

Si conoces nuestra filosofía de vida en torno al concepto de rewilding, sabrás que una de las primeras cosas que hemos de reaprender es volver a confiar en nuestro instinto y en los mecanismos de homeostasis de nuestro organismo, en lugar de seguir a ciegas los mensajes de la publicidad engañosa.

Tenemos que convertirnos en expertos escuchadores de sus necesidades e interpretadores de sus señales.

En este caso, se traduciría en beber cuando uno tiene sed hasta que te sientas saciado. Es lo natural. Es fácil. Obligarse a beber sin sed no tiene ningún sentido.

Si no ya me dirás cómo nuestros ancestros, nómadas y cazadores-recolectores por excelencia, hicieron para perpetuar la especie desde hace miles de años hasta vuestros días, o cómo se las arreglan los animales.

Nuestro cuerpo dispone de numerosos mecanismos para mantenerse en homeostasis o equilibrio. Por ejemplo, debe mantener un determinado equilibrio en sangre entre los minerales sodio y potasio (electrolitos o minerales con carga eléctrica).

Una de las formas de mantenerlo es bebiendo solo cuando se tiene sed.

Cuando bebes más agua de la necesaria y sin sed, esa proporción puede alterarse y desequilibrar los electrolitos

Hay casos particulares en los que una mayor ingesta de agua pueda ser necesaria como el embarazo, la lactancia o el deporte.

En el caso de este último, tu organismo va a enviarte señales claras en forma de aumento de la sed para prevenir la deshidratación.

Ingiriendo determinados líquidos vamos a:

1) reponer el agua perdida a través del sudor durante la actividad física en cuestión

2) reponer electrolitos, especialmente el sodio

3) reponer las reservas de glucógeno (sustancia de reserva acumulada en músculos e hígado, con capacidad de convertirse en glucosa en caso de necesidad).

Si tu pregunta es ¿Cuánto exactamente debo beber?

Nuestra respuesta es: escucha tu sed y confía en ella.

Son conocidos los casos de corredores de maratones que en los últimos años han sufrido diversos síntomas (malestar gastrointestinal, nauseas, vómitos y en casos graves convulsiones, colpaso respiratiorio, coma y hasta muerte) que hacían pensar en deshidratación.

Se les dio agua y más agua cuando en realidad lo que sufrían era un exceso de hidratación que desequilibraba la concentración de sodio en sangre, mineral que, a su vez, se perdía a través del sudor.

Una vez aclarado este punto, pasemos al siguiente: vamos a analizar qué bebidas son las más adecuadas para consumir después de hacer ejercicio.  

 

El lobby de las bebidas deportivas

 

Hasta los años 70, la bebida por excelencia para deportistas, tanto profesionales como no profesionales era el agua.

Más adelante empezaron a ponerse de moda deportes como el aerobic, a proliferar los gimnasios, los maratones se fueron haciendo cada vez más populares y las grandes marcas de bebidas encontraron un nuevo filón de venta: las bebidas deportivas.

Para conquistar el mercado solo había que iniciar una buena campaña de lavado de cerebro con los siguientes ingredientes:

  • El uso del miedo como arma de conquista. En este caso, miedo a la deshidratación. Nos metieron en la cabeza que no se nos debía ocurrir fiarnos de nuestra sed como barómetro y de que había que beber antes, durante y durante el ejercicio si no queríamos caer como moscas.
  • Convencernos de que sus brebajes para paliar la sed y mantener un nivel óptimo de hidratación eran mucho mejores que el agua.
  • Solo faltaba envolverlo todo en atractivas campañas de marketing para hacernos creer que sin ellas no seríamos nadie y que nuestro rendimiento deportivo se vería seriamente comprometido.
  • Y como no, ejercer un lobby feroz sobre los profesionales de la salud y del deporte para que inventaran algún que otro estudio supuestamente científico que proporcionara rigor a sus afirmaciones.

¿Y sabes qué?

Que lo lograron.

¿Y sabes qué?

Que ya lo hemos pillado y vamos a volver a poner las cosas en su sitio.

 

#1. Agua

vasija agua

 

Fácil ¿no?

No creo que esto requiera mucha explicación.

Beber agua es la mejor forma de:

  • reemplazar los líquidos perdidos durante la actividad física en forma de sudor
  • recuperar la temperatura corporal normal.

El riesgo es mínimo para la mayoría de la población que hace ejercicio de forma regular, no prolongada. Pocos son los que entrenan más de una hora al día.

A lo único que debes prestar atención es a lo comentado en el punto anterior sobre los peligros de la sobrehidratación, especialmente cuando la actividad física es de larga duración, como es el caso de los maratones.

 

#2. El suero casero de toda la vida

 

De pequeña mi madre y mi abuela solían prepararme un suero rehidratante a base de bicarbonato, zumo de limón, agua, y azúcar cuando tenía diarrea o vómitos.

A veces me lo sigo preparando para después de correr, sobre todo cuando hace mucho calor. Es refrescante y está bien rico.

Suelo hacerme un vaso grande que lleno de agua, le añado el zumo de medio limón, media cucharadita de café de bicarbonato y una de azúcar de caña no cristalizado.

  • El bicarbonato aporta sodio
  • El zumo de limón aporta potasio
  • El azúcar ayuda a reponer la pérdida de glicógeno

También he experimentado en varias ocasiones añadiendo un poquito de agua de mar en vez de bicarbonato, pero todavía no tengo datos suficientes como para hablarte aquí de ello.

Espero poder hacerlo más adelante.

 

#3. Agua de coco

 

El coco está de moda y lo consumimos en todo tipo de formatos.

Su agua me parece un auténtico manjar, pero te sale bastante más cara como bebida deportiva que las dos anteriores.

En cualquier caso, cumple a la perfección con los requisitos de toda bebida isotónica:

  • tiene agua,
  • es rica en minerales como potasio, magnesio, sodio, calcio y fósforo,
  • es rica en azúcares para reponer las reservas de glucógeno (vigila que no tenga azúcar añadida cuando la compres, que ya visto marcas que tienen)

Y por si todos esto fuera poco, tiene vitamina C, vitaminas del complejo B, oligoelementos como zinc, selenio, yodo y azufre y ácido laúrico que estimula y protege el sistema inmunológico.

Todo un lujo, vamos.

 

Experiencia personal en el ultra maratón de Atacama

 

Te paso un momentito con Bert para que te hable de su experiencia.

Permíteme que te ponga en situación:

 

Desierto de Atacama

 

Mes de febrero

 

Temperatura media diurna 50°

 

Temperatura media nocturna 0°

 

250 km en 7 días

 

Cuando en 2010 me preparé para este ultra maratón en Chile, la hidratación era uno de los temas más importantes.

 

Mantenerse hidratado es crucial, tanto en el Polo Norte como en el desierto de Atacama, el desierto no-polar más árido del planeta.

 

Mis compañeros de aventura iban cargados de geles y pastillas para prevenir el fenómeno.

 

Los foros destacaban la importancia de beber, beber y beber más.

 

Reconozco que el tema me asustaba.

 

Una vez en el desierto decidí escuchar, sobre todo, mi voz interior, la voz de mi instinto. Bebía lo suficiente, no de forma exagerada, aunque sí creo que es fundamental, es beber después de las etapas, cuando estas en modo descanso.

 

Durante el esfuerzo mismo mi experiencia me dice que es mejor beber con mucha moderación, para que tu cuerpo pueda concentrarse más en correr que en procesar cantidades masivas de agua.

 

Sé que no es un indicador definitivo, pero estar atento al color de la orina matinal puede ser de ayuda: en cuanto más oscura, más necesitas hidratarte.

 

El dolor de cabeza puede también apuntar a un fallo en la hidratación.

 

Por último, no olvides que también en lugares donde hace mucho frío hay que beber lo suficiente.

 

Si en climas calurosos perdemos agua a través de la transpiración, en climas muy fríos ocurre lo mismo por medio de la respiración

 

 

Conclusión

 

Que no te den gato por liebre.

No te duermas arrullado por los cánticos de sirena de los anuncios.

La naturaleza es sabia y nos proporciona todo aquello que necesitamos.

Confía en ella, confía en ti y en tu instinto.

 

Ha llegado tu turno

 

¿Cual es tu experciencia con este tipo de bebidas?

¿Nos cuentas cuál es tu preferida?

¿Te resulta difícil confiar en tu instinto y dejarte guiar por la sed?

¡Cuéntamelo todo en los comentarios!

Un abrazo grande,

kiki firma

 

 

Crédito de imágenes: foto Lemon, Water and Glas by Joanna Kosinska para Unsplash

 

 

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Soy Kiki Nárdiz, coautora del blog Rewilding Drum, desde el que comparto estrategias y herramientas para ayudarte a salir del automatismo y a recuperar la energía vital a través del contacto consciente con la naturaleza. Te regalo mi guía “7 errores que te alejan de tu naturaleza salvaje y cómo solucionarlos”.

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