Cuando lo digital teje caminos verdaderos
A veces las redes sociales hacen magia.
Una tarde, navegando por YouTube, me encontré con unos vídeos de un tal Jungle Svonni.
Presentarlo haciéndole justicia sería casi imposible sin escribir un libro: sami, cazador-recolector, chamán, espíritu libre y profundamente conectado con la naturaleza, son algunas de las palabras que podrían describirle.
El 11 de octubre empezamos a hablar de manera virtual. Le conté que ya había estado varias veces en “Laponia”, pero que nunca había tenido —o tomado— el tiempo para sumergirme de verdad en la cultura sami.
Hacía tiempo que queríamos hacerlo en serio, así que le pedí ayuda: ¿a dónde ir? ¿qué vivir? ¿qué no podíamos perdernos?
Unos meses después, el 26 de agosto, estábamos llamando a la puerta de su casa, en un rincón remoto del mundo llamado Austertana.
Austertana, al borde del fiordo
Austertana es un pequeño pueblo en el extremo norte de Noruega… o mejor dicho, en Sápmi, la tierra ancestral del pueblo sami.
Se encuentra a orillas del fiordo Varanger, en la provincia de Troms og Finnmark, no muy lejos de Tana Bru. El río Tana es el que da nombre a estas localidades.
Nada menos que 2.493 kilómetros al norte de nuestra base de operaciones Rewilding Drum en Lovaina, Bélgica.
Sí, la verdad es que fue todo un viaje.
Y qué viaje. El vuelo de Oslo a Kirkenes duró más que el de Bruselas a Oslo, y aún nos esperaba un largo trayecto por carretera a través de un paisaje tan desolado que por momentos me sentí de vuelta en Mongolia.
Pero cuando Jungle abrió la puerta, el frío desapareció. Nos recibió con una cálida sonrisa, y la vida en Austertana siguió su curso… solo que ahora nosotros formábamos parte de su ritmo.
Te comparto un detalle muy curioso: nuestro anfitrión hablaba español perfectamente, gracias a sus años en Sudamérica. Así que nuestras conversaciones resultaron de mezcla inesperada: un sami, una española y un belga, compartiendo historias… en español. Insólito.
Sápmi y su gente
Sápmi es el nombre del territorio donde vive el pueblo Sámi, el último pueblo originario de Europa, y que se extiende por Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Se trata de su nombre verdadero, no uno impuesto desde fuera.
Sámi es como ellos se llaman a sí mismos: un pueblo con lengua, cultura y cosmovisión propias. Durante siglos, el término “lapón” fue usado por extranjeros y a menudo con tono despectivo. Hoy preferimos decir Sápmi y Sámi: una forma sencilla de respeto y reconocimiento.
Lo simple es lo extraordinario
¿Qué hicimos allí?
- Comimos reno, salmón salvaje, cangrejo real (king crab)y distintos tipos de bayas silvestres como si no hubiera un mañana.
- Cruzamos la tundra infinita.
- Observamos renos y otros animales salvajes.
- Cantamos joik junto a la artista sami Elin Kaven (¡una experiencia absolutamente mágica!).
- Aprendimos a convivir con un enorme pastor caucásico (Ovcharka).
- Visitamos una feria anual sami a la que acudieron participantes de los rincones con su artesanía, música y vistosos colores.
- Hicimos caminatas inolvidables.
- Nos dejamos abrazar por el sol ártico —sí, también broncea.
- Soñamos y planificamos futuras aventuras en el Norte.
Nada espectacular. Y justo por eso fue tan especial.
Solo vivir, como se vive en Sápmi: sin prisa, en conexión con la tierra, los animales y el silencio.
Ah, y un detalle precioso: ¿sabes por qué los sámi visten ropas tradicionales tan coloridas?
Dicen que es para que sus renos vean un mundo más hermoso.
¿Puede haber una razón más bonita?
Con ganas de regresar cuanto antes nos despedimos de este remoto a la par que mágico lugar.
Jungle, volveremos. ¡Hasta pronto!
Kiki y Bert
P.D.: Una imagen vale más que mil palabras, sí. Y por suerte, tenemos imágenes. Disfruta con este vídeo de un pedacito de la magia de Sápmi.
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