Todavía oigo la voz de mi madre y de mi querida abuela implorando que nos pusiéramos los zapatos o las zapatillas.
«¡Niña, que te vas enfriar!».
Y tan incrustados llevaba yo esos mensajes en el cerebro, que me costó horrores empezar a descalzarme, una vez que fui consciente de los beneficios.
Uno de nuestros primeros pasos a una vida más salvaje pasa sin duda por quitarnos los zapatos por vías de urgencia.
Es un tema que parece estar de moda, sobre todo tras la publicación, en 2009, del bestseller “Born to Run”, del escritor y periodista Christopher McDougal.
Pero ya en 1890, el médico austríaco Sebastian Kneipp recomendaba a sus pacientes caminar descalzos para aliviar la fatiga.
¿QUE PASA CUANDO CAMINAMOS DESCALZOS?
- Pasan muchas cosas buenas, como que fortalecemos los pies, ya que se robustecen los músculos que soportan el arco del pie, debilitados por el uso de zapatos. Estamos diseñados para caminar descalzos y no en las superficies artificiales que nos hemos inventado, tipo asfalto y demás. Pero de lo que queremos hablar hoy es de otro aspecto menos conocido.
- Somos energía. La Tierra tiene una carga negativa sobre su superficie y cuando caminas descalzo, sus electrones entran en nuestro cuerpo a través de la planta de los pies. Estos electrones libres son uno de los más potentes antioxidantes y antiinflamatorios que existen, ya que neutralizan los radicales libres. Existen estudios que demuestran cómo dichos electrones proporcionan cambios positivos en la salud, desde mejorar la calidad del sueño, hasta aliviar varios tipos de dolor, como reuma o artritis, por ejemplo.
¿DE QUE ESTAN HECHAS LAS SUELAS DE LOS ZAPATOS?
Durante siglos y siglos hemos caminado descalzos o a lo sumo, con piezas hechas de pieles de animales.
Llevar calzado es algo relativamente nuevo y más aún, el uso generalizado del caucho y del plástico para la fabricación de sus suelas.
Al ser éstos materiales no conductivos, el flujo de los beneficiosos electrones a nuestro cuerpo se ha visto bloqueado de forma considerable. El contacto con la Tierra es cada vez menor, cuando no inexistente.
¿HAS OIDO HABLAR DEL EARTHING O GROUNDING?
Es un término que proviene de la jerga electricista. Te sonarán quizás las tomas de tierra. Pero earthing o grounding se utiliza ahora también para expresar:
- la reconexión del cuerpo humano con la Tierra, con su energía natural, mediante el contacto con la tierra (caminando descalzo) o con el agua, (bañándose en agua de mar o de río).
- Sus beneficios terapéuticos, demostrados en determinados estudios.
El earthing se ha llegado a convertir en una marca que ofrece diferentes dispositivos con toma de tierra, para reconectarnos con su energía, desde alfombras, almohadas y sábanas hasta la alfombrilla del ratón. Los testimonios sobre el uso de los mismos son dispares y los artículos son caros. Pero tenemos dos formas muy baratas y eficaces de beneficiarnos de esta reconexión con la tierra:
- Caminar descalzos sobre arena, tierra, hierba (húmeda de preferencia)
- Bañarnos en aguas naturales (playas, lagos y ríos)
NUESTRA EXPERIENCIA
Kiki: Mis jornadas sentada en una oficina durante bastantes años pasaron sin demora su correspondiente factura: dolor de espalda, de cuello, de brazos, de muñecas y de todo lo habido y por haber. Entre sesiones de fisio y de osteo, andar descalzo ha resultó ser una de las mejores terapias que he encontrado. En muchas ocasiones el alivio era casi inmediato: llegar a casa, zapatos fuera y a caminar descalza por el jardín, el bosque o lo que se presentara. Puedo decirte que en pocas horas la mejoría era más que evidente.
Bert, por su parte, tuvo que llevar durante años suelas especiales en los zapatos por problemas de rodilla y de tendón de Aquiles. La participación en el ultra maratón de Atacama en 2010 le hizo darse cuenta de que, no sólo que no necesitaba esas suelas, sino que correr descalzo le devolvía un poderoso sentimiento de fuerza y libertad. Puedes leer su historia aquí.
Por lo tanto, el mensaje está claro: quítate los zapatos ahora, camina descalzo, al menos 30 minutos al día. Ya que no todos tenemos el privilegio de vivir en plena naturaleza, podemos recurrir a parques y jardines y dejar que los beneficiosos electrones nos invadan.
Nos encantaría conocer tus experiencias en este sentido. Puedes compartirlas abajo en los comentarios.
Y ahora sí, zapatos ¡fuera!
Abrazos,
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admin
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Me encanta este post chicos. Intenté comenzar esta práctica hace unos meses pero chocó de lleno con mi estado de friolera empedernida. Siempre tengo los pies frios e incluso duermo con esos calcetines «calentitos» de dormir. Así que decidí comenzar con el buen tiempo y en ellas estoy. Como me gusta ir, poco a poco, de momento he cambiado las zapatillas en casa por caminar sólo en calcetines. Es un paso intermedio para llegar donde contáis. Eso si, cuando estoy en naturaleza y veo un riachuelo con piedras mi instinto natural es descalzarme y disfrutar. Os contaré avances sobre la re-educación de mis pies. Por cierto, en clase de yoga, descalza y con la planta del pie totalmente extendida se hace totalmente certera la idea de que el resto del tiempo tenemos a nuestros pobres pies encerrados y que incluyo descalzados adoptan, no su forma natural sino la que tienen dentro de los zapatos. ¡Gracias por este proyecto! Me encanta 🙂
Hola Mamen,
no te preocupes que a mi al principio me pasaba lo mismo y sobre todo en inverno se complica la cosa. Pero como bien dices es cuestión de ir poquito a poco, como con casi todo lo que se quiere lograr en la vida. Y cuando empiezas a notar los beneficios y lo libres que están tus pies no quieres ni pensar en ponerte unos zapatos, jaja.
Muchas gracias por tu apoyo y un abrazote!
Kiki
Hola Kiki y Bert,
Ya llevaba tienpo escuchando sobre los beneficios de ir descalzos, y en épocas más salvajes de mi vida simplemente lo hacía de forma natural, sin embargo en los últimos años estuve perdiendo ese salvajismo tan sano, y lo fui sustituyendo por un enorme «aburguesamiento».
Pero después de recibir tu mensaje, y el de otra persona, hablando sobre este tema elegí descalzarme y, curiosamente, estoy pasando menos frío del que pensaba (vivo en Madrid) y me siento bastante bien, como más conectado, aunque de momento mis pies solo han tocado el suelo de gres, mármol y parquet de mi casa.
Ahora que he leído tu post veo que lo ideal es salir a algún lugar donde es contacto sea directo con la tierra, bien.. ¡A por ello!
Muchas gracias por recordarnos nuestro salvajismo!!
Un abrazo a los 2
Mariano Godoy
Hola Mariano!
muchas gracias por tu comentario!
Lo importante es siempre empezar y dar cada día un nuevo paso. Nos protegemos demasiado y eso nos debilita.
Ya nos irás contando tus progresos 🙂 Mucho ánimo!
Un abrazo
Kiki y Bert
Es curioso que muchas de las actividades que realizábamos de manera natural de pequeños nos sigan haciendo felices de adultos, (¡no hablo de cazar ranas!😊). Es una pena que dejemos de andar descalzos por casa porque está mal visto, o pasarnos una tarde entera admirando las florecillas del jadín porque es una pérdida de tiempo, tiempo que podríamos emplear en quehaceres «más útiles» o de disfrutar del placer de jugar y mancharse las manos de barro porque es una guarrada… En muchas de estas actividades tomábamos consciente o inconscientemente nuestro tiempo para disfrutar de los sentidos. Creo que si miramos a lo que nos hacía felices de pequeños antes de entrar en «la vida real», podemos aprender mucho de qué puede hacernos sentir bien en este momento. Disfrutar del contacto de la planta del pie con la tierra, las superficies de madera, el agua fresca del río, el césped del jardín… son algunos de los ejemplos.
Firmado: una ceramista aficionada a la que le encanta volver a jugar y sentir el barro 😊
Hola Susana,
igual la vida real es la de los niños. Me gusta pensar que así es.
El contacto con los elementos es necesario por mucho que otras tareas nos parezcan más útiles como bien dices. Más jugar y más sentir. Voto por tu proyuesta pero ya!
Gracias por comentar y un abrazo!
Kiki
Precioso sobre todo si vives en el campo y tienes praderas de hierba pero..¿Como demonios andas descalzo si vives en una ciudad? ¿En el parque?
A mi me tiran para atras los botellones rotos, las jeringillas y las cacas de perro.
Hola Isabel,
la verdad es que en las ciudades no siempre encontramos los espacios ideales para caminar descalzos. Si es tu caso, te recomiendo entonces que optes por el calzado minimalista para proteger tus pies, tipo vivobarefoot, por ejemplo.
Pero para establecer la conexión con la tierra y poder disfrutar de su vibración sanadora, seguro que encuentras un trocito en el que no haya porquerías, te bastarán unos cuantos minutos, ni siquiera tendrás que moverte.
Gracias por pasarte a comentar, ánimo y un abrazo!
Kiki