Hace años, cuando comenzaba mi andadura por el mundo laboral, me llamaba mucho la atención que uno de los requisitos comunes a todas las ofertas de trabajo era: “resistente al estrés”.
Por aquel entonces me parecía una cualidad importante de la que yo podía hacer gala como bien se ha demostrado en los diferentes trabajos que he desempañado con éxito a lo largo de mi vida.
Hasta que un buen día me puse enferma. El dolor de tripa se apoderó de mí y ningún medicamento fue capaz de ayudarme. El médico me lo dejó claro: tienes estrés, tómatelo con calma.
Me quedé perpleja. ¿Yo? ¿Estrés? Me prescribió unos días de baja y los dolores desaparecieron como por arte de magia.
Decidí analizar de cerca lo que estaba sucediendo para intentar comprender:
- tenía 30 años
- un hijo de dos encerrado en una guardería al que apenas veía,
- malgastaba dos horas al día metida en un coche y en un atasco para llegar a mi puesto de trabajo. Un trabajo que, aunque me gustaba (o eso al menos creía yo), no me dejaba tiempo para mucho más.
Pero hasta aquel momento, me parecía que era lo normal, lo que tocaba.
Y sin embargo, sabía que algo estaba fallando.
Había llegado el momento de replantearse cosas y cambiar.
Lo primero que hice fue buscar un trabajo cerca de casa que me permitiera ganar tiempo y flexibilidad. No me resultó difícil.
Las dos horas de trayecto se convirtieron en 20 minutos en coche pero también podía ir en bici o incluso corriendo como hice en diversas ocasiones. La mejoría fue considerable.
Pero al cabo de unos años volví a sentir la necesidad de cambiar y al empezar a ojear las ofertas de trabajo me encontré con un viejo conocido: “resistente al estrés”.
En aquel momento ya no me hizo ninguna gracia ni me pareció algo normal.
Teníamos ya varios viajes a nuestras espaldas, estábamos comenzando a conocer muy de cerca la vida en la naturaleza de pueblos autóctonos de Canadá y empezábamos a ser conscientes de que el estrés constante y diario no era lo normal.
Estábamos seguros de que había otras maneras de vivir.
De forma inconsciente, el camino hacia el rewilding había comenzado.
¿Qué es el estrés y cómo funciona?
En los tiempos que corren, la palabra estrés tiene una connotación negativa porque la asociamos con la falta de tiempo, las obligaciones, la rutina, un trabajo que no nos llena y nos chupa la energía vital y que, en muchos casos acaba degenerando en enfermedad.
Simplificando mucho, el estrés no es más que una respuesta a un estímulo y a cuantos más estímulos nos veamos expuestos, mayor y más frecuente será el nivel de estrés.
Pero, también tiene una importante función: nos permite responder de manera instintiva ante las situaciones de peligro, de incertidumbre o de amenaza física. Y lo hacemos de dos maneras:
- Mediante el ataque
- Mediante la huida
En ambos casos se ponen en marcha diversos mecanismos que nos permiten llevar a cabo la acción elegida:
- aumenta la presión arterial
- se aceleran la respiración y la frecuencia cardiaca
- se segregan determinadas hormonas como el cortisol y la adrenalina
- se agrandan las pupilas para mejorar la visión
- el oído se agudiza, etc
Todas estas reacciones son buenas y necesarias para poder manejar una situación estresante puntual.
Una vez que ha pasado el peligro o la amenaza, entramos en fase de reparación y el agua vuelve a su cauce.
El problema aparece cuando, por el motivo que sea, nos sentimos constantemente amenazados o en peligro y no llegamos a entrar en fase de reparación.
Y esto es justo lo que ocurre en la sociedad en que vivimos. No hay tiempo para reparar y vivimos en un estado de estrés constante.
En busca de soluciones, esta semana te hemos preparado un artículo con mucha miga en el que varios emprendedores en diversos ámbitos comparten con nosotros su herramienta número 1 para prevenir y/o combatir el estrés.
¡Te dejamos con ellos!
#1. Maykol García, aborigentribe.com
Maykol Garcia es una fuente de sabiduría andante que te cautiva con sus extensos conocimientos sobre técnicas ancestrales de supervivencia. Es cofundador de la escuela de vida Aborigen desde la que ofrece una amplia oferta pedagógica de vida al aire libre, supervivenvcia y bushcraft.
¿Mi herramienta antiestrés ?
Podría decir que es un largo paseo por el monte, escuchar los pájaros, ver fluir el agua, tallar madera pero que, aunque son actividades relajantes y que alivian los efectos del estrés, el foco del problema que generó el estrés sigue estando ahí y solo lo taparíamos. Creo que la realidad de la naturaleza y de la naturaleza humana es bastante más compleja que poner un calmante a un dolor ….
Más que una herramienta para mi manejar el estrés es una estrategia completa. Tal y como veo los procesos de la naturaleza, veo el estrés, no de una forma aislada, sino como parte de un todo.
Es decir, si una planta florece muy pronto en la primavera, puede ser víctima de una helada que dañe sus flores y esto le genera estrés en su proceso biológico.
De igual modo funciona con nosotros: nuestras actuaciones y decisiones pueden desencadenarnos situaciones de estrés pero está en nosotros la posibilidad de manejarlo y, aún más importante, aprender de él y de la situación que desencadenó ese estado.
Normalmente recurro a 3 pasos en mi estrategia:
- Me detengo y tomo un momento para identificar y valorar qué me causa realmente el estrés. Suelo hacerlo de forma automática y sin importar donde me encuentre.
Es importante para mi antes de pensar en soluciones, valorar el problema. Solemos creer que sabemos cuál es el problema que nos estresa, pero ¿cuál es el problema?
Generalmente, al hacernos esa pregunta por segunda vez, la situación se hace más llevadera y ya la vemos de otro ángulo.
- Valoro mis recursos para enfrentar esa dificultad y voy desde lo más básico a lo más amplio.
Me pregunto: ¿tengo agua, tengo refugio, tengo fuego, tengo comida?
Si la respuesta es SÍ, esto ayuda a mitigar mi estrés y si es NO me da la hoja de ruta que debo seguir para mejorar mi situación y ocuparme de lo más esencial.
- Me mantengo ocupado: después de subsistir en la naturaleza en la isla del Hierro, en soledad durante 30 días, creo que esta fue la mayor lección aprendida y la que completó mi estrategia para manejar el estrés.
He descubierto que el mantener mi mente y cuerpo ocupados en probar soluciones que mitiguen mi estado más que simplemente pensar en mitigarlo o relajarme, es lo que me hace soportar mejor las situaciones de estrés.
#2. Nuria Gallego Carbonell, laescritoradetuvida.com
Hace unos años, el dolor de cabeza, los cólicos menstruales y la ansiedad la perseguían. Todo cambió cuando aprendió que tenía todas las soluciones dentro de ella misma. Su cuerpo sabía qué necesitaba para superar sus malestares. Sólo tenía que detenerse a escucharlo. Para ello, la Terapia de Movimiento y la Escritura fueron sus dos herramientas básicas.
A nivel general, lo que mejor me funciona cuando estoy estresada es conectar con el cuerpo. En mi caso, me pongo ansiosa cuando tengo muchos pensamientos en la cabeza que no puedo acallar. Me refiero a esos momentos en los que te gustaría tener un botón en el cerebro para silenciar el diálogo interno que mantienes contigo mismo; pero, como no existe ese botón, tienes que encontrar otra forma para cambiar ese estado.
Lo que yo hago entonces es poner algo de música y dejarme llevar: bailo, camino por la sala, me tumbo en el suelo o hago lo que me apetezca en el momento. No decido previamente mis movimientos; es mi cuerpo el que, inspirado por las canciones, adopta una postura u otra.
En esos momentos, lo único por lo que me preocupo es por reconocer mis sensaciones o emociones. Por ejemplo, si me encojo y me hago pequeña en el suelo, es posible que acabe sintiendo miedo, ya que esa es mi forma de expresarlo a nivel corporal.
Si aparece ese temor, lo vivo y lo expreso. Es decir, si tengo ganas de llorar, lloro. Si tengo que gritar, grito. O hago lo que me salga de forma natural. Ese sentimiento es el que estaba detrás de todos los pensamientos que no podía acallar. Al permitirme sentir la emoción con toda su intensidad, consigo calmarme y silenciar el diálogo interno.
A nivel concreto, hay un ejercicio que tiene la capacidad para relajarme en 5 minutos: el enraizamiento. Esta práctica te conecta con tus sensaciones casi al instante. Por eso, las primeras veces que lo usas, puedes sentirte un poco mareado o angustiado. Sin embargo, cuando lo practicas a menudo, te calma, te llena de energía y te devuelve tu seguridad interna.
#3. Edu Serrano, rutakaizen.com
Edu es divulgador de autoconocimiento y mentor holístico. En 2014 dejó su trabajo en una multinacional para viajar solo por el mundo. Por el camino se dio cuenta de que no era quien creía que era. Hoy, después de varias formaciones, acompaña a otras personas en sus procesos de cambio de vida.
Mi herramienta antiestrés nº 1 es la conciencia. Dicho así puede sonar raro, pero piénsalo: ¿por qué te estresas?
Porque en general llevas un estilo de vida sedentario y, además, te identificas con tus emociones y pensamientos autosaboteadores.
Vamos, que la energía no fluye al ritmo natural de la vida.
Por lo tanto, para hacer las paces con tu mente parlanchina (que no se calla nunca), es necesario potenciar tu energía vital de tres formas:
1.- Meditación y contemplación, para observar tu mente y tus pensamientos.
2.- Alimentación y ejercicio consciente, escuchando tu cuerpo para ver qué le sienta mejor.
3.- Descanso, para recargar pilas respetando la duración de los ciclos del sueño (1:30h).
Para mí no hay ninguna forma que sea mejor ni peor. Si le pones conciencia al momento presente y le das a cuerpo, mente y espíritu lo que necesitan, te sentirás más en paz y con más energía desde por la mañana.»
#3. Lourdes Pérez, slowlou.com
Lou es pura fuerza y energía vital. Es emprendedora de raza y maestra de vocación. Se define a sí misma como Entrenadora Holística y ayuda a mujeres a vivir en equilibrio cuerpo-mente mientras alcanzan sus sueños. Además es bailarina profesional, terapeuta y guía de meditación.
Yo creo en la prevención por encima de todo, así que mis técnicas anti estrés empiezan con hábitos anti-estrés.
Vivo en silencio, la música sólo suena cuando cocino la cena y no siempre, no tengo tele y si voy a ver una serie o una peli será cuando ya tenga el día ”finiquitado” por decirlo de alguna manera.
Todas las mañanas sigo el mismo ritual de acciones, desde las más simples como dar de comer a las gatas, ir al baño, lavarme los dientes, hacer pipí, beber agua con limón y preparar el café hasta sentarme a meditar durante veinte minutos y hacer una buena sesión de estiramientos. Puede parecer mucho, pero hecho siempre en el mismo orden no me toma más de una hora y ya estoy lista para atacar el día desde mi centro, con seguridad en mí misma y con fuerza.
Al trabajar me concentro en una sola actividad cada vez, no tengo mi social media abierto ni miro el email. Lo único que está abierto es el calendario de Google que me va avisando de lo que tengo previsto para hoy con quince minutos de margen.
En los momentos difíciles, porque los hay y no hay prevención que valga, echo mano de mi mente: al final es ella y sólo ella la que crea el estrés. Mi manera de enfrentar las situaciones es lo que me permitirá mantenerme serena sin importar lo que ocurra fuera.
Dejar de culpar a nadie por nada y aceptar que la vida fluye a veces a favor y a veces parece que en contra, y quiero hacer énfasis en lo de ”parece”. Soltar los apegos, los miedos y no invertir mucha energía en las expectativas, son herramientas que me permiten aceptar lo que venga y ser la mejor versión de mí misma en cada momento, sin drama, sin prisas, sin miedos y sin estrés.. o al menos intentarlo.
#5. Lau Moreno, felicidadexplosiva.com
Lau ayuda a las personas a sentirse en forma y con energía. Moverse, comer alimentos lo más naturales posible e integrar ciertos hábitos, como impregnarse de naturaleza y crear relaciones personales saludables, son las 3 claves en las que se centra.
En mi caso, según el momento utilizo una estrategia u otra para hacer frente al estrés puntual (porque el estrés crónico es otra historia).
Esencialmente suelo elegir entre dos vías: una activadora o una relajante.
La vía activadora la utilizo cuando necesito quemar adrenalina y eso lo consigo dándole caña a mi cuerpo con movimiento. En estos casos suelo saltar, bailar, colgarme, sostener mi cuerpo de diferentes maneras… En fin, lo que viene siendo un buen meneo variado :D. Y si es con gente, más divertido aún.
Por otro lado, la vía relajante la uso cuando se trata más bien de bajar el ritmo y entrar en modo “casi-que-me-duermo”. Dado que siempre me han encantado las cosquillitas (de estas suaves que te dan un gustito enorme), y a falta de tener a alguien a mi disposición para que me acaricie cuando yo quiera, utilizo el ASMR 🙂
Te cuento: ASMR son las siglas de “Autonomous Sensory Meridian Response” (no es que la traducción aclare mucho) y hace referencia a una sensación como de cosquilleo que empieza en la zona superior de la cabeza y baja hasta el cuello, a veces llegando a los hombros y la espalda. No suena mal, ¿verdad?
Pues para provocar esa sensación basta con meterte en Youtube y buscar vídeos de ASMR.
Nota importante: ponte auriculares para apreciar el efecto binaural (de oreja a oreja) y también porque los videos suelen estar con un volumen muy bajito.
Existen muchos detonantes de la sensación, los cuales pueden clasificarse principalmente en auditivos (escuchar susurros o voz bajita, el golpeteo de los dedos en distintas superficies, el desenroscar un tapón…) o visuales (ver movimientos con las manos, ver a alguien dibujar o tocarse el pelo…). Es cierto que no todo el mundo experimenta esta sensación, pero la mayoría de la gente se relaja al menos. También puede ser cuestión de encontrar el detonante adecuado 🙂
Te animo a que bucees un poquito por los vídeos y vayas viendo de qué va el asunto. No te preocupes si se te hace un tanto raro al principio el ver a la gente haciendo ciertas cosas. A modo de ejemplo te dejo este vídeo, en el que una chica hace distintas cositas (con un micro muy especial) y además te va diciendo cómo se llaman en la jerga del ASMR. Ya me dices qué te parece 🙂
# 5+2 Kiki & Bert, rewildingdrum.com
Después de varios años trabajando en diversas empresas y habiendo logrado todo lo que la sociedad esperaba de nosotros, llegó un momento en que nos sentimos profundamente vacíos a nivel profesional.
Queríamos un cambio radical, pero “no había tiempo”, ni energía, ni motivación, ni claridad sobre lo que realmente deseábamos hacer y alcanzar.
Diversos viajes de aventura y estancias entre pueblos autóctonos nos ayudaron a acercarnos de nuevo a la naturaleza y desde ahí, a encontrar la respuesta a nuestros problemas, que no se hallaba en otro lugar que en la propia sabiduría innata que todos llevamos dentro.
Decidimos volver a estudiar y a reinventarnos profesionalmente.
Hoy estamos aquí, dispuestos a ayudarte a conseguir lo mismo y a reencontrarte a través del contacto con la naturaleza.
¡Y ya solo faltamos nosotros! Aunque, qué te vamos a contar después de las herramientas tan valiosas que han compartido nuestros invitados. Desde aquí, nuestro más profundo agradecimiento a todos ellos.
Aunque tenemos varias, y cada uno las suyas propias, sin lugar a dudas nuestra herramienta común y preferida es el contacto con la naturaleza.
En cuanto entro en contacto con la calma del bosque, del monte o del mar, los estímulos se reducen drásticamente, me dejo envolver por el efecto sedante del verde que me rodea, por el canturreo de los pájaros. La mente se calma y recupero el equilibrio.
Por ponerte un ejemplo, hace dos semanas teníamos una de esas épocas en que se te juntan mil cosas y, además, teníamos que trabajar el fin de semana porque organizábamos un taller de Rewilding Lifestyle.
Mi lista de “por hacer” parecía no llegar nunca a su fin, pero en un momento dado me fui al campo a recoger unas hierbas para hacer una ensalada.
Tenía la cabeza a mil pensando en todas las cosas que aún quedaban por hacer, pero según me adentraba en el bosquecillo, los pensamientos se iban disipando y los sentidos se iban impregnando de olores y sonidos que conseguían calmar mi mente a gran velocidad.
Coseché milenrama, pamplinas, llantén, diente de león, hiedra (no para comer), flores de vinca y de margarita. Por un momento perdí la noción del tiempo y cuando vi que mi cesta estaba llena me di cuenta de que no sabía ni donde estaba, ni qué hora era.
Lo que sí sabía es que había recargado las pilas y podía enfrentarme de nuevo a mi lista de pendientes con energía renovada.
Bert también se decanta por echarse al monte o perderse en el bosque con arco y flechas a sus espaldas.
Conectarse con el sentir primitivo le permite olvidarse inmediatamente de cualquier situación estresante que pueda estar viviendo y lo más importante:
- le aporta claridad de visión
- le ayuda a mirar las cosas desde otra perspectiva.
Aunque, si te das cuenta, la herramienta principal, debe pasar sí o sí por llegar a la causa inicial del problema. Si no, todo son parches.
Las principales causas del estrés suelen tres:
- Somos incapaces de decir <<no>> sin sentirnos culpables. Tememos que los demás nos rechacen o nos juzguen porque nos da pánico sentirnos solos. Nos cuesta horrores expresar lo que sentimos realmente y por no hacerlo nos vemos envueltos en situaciones que no deseamos.
- No tenemos muy claras nuestras prioridades y nos dejamos llevar por lo que otros esperan de nosotros. Esto hace que invirtamos nuestro tiempo en asuntos que creemos prioritarios cuando no lo son, hacemos cosas sin ton ni son dejándonos llevar por la inercia. Por ello, es muy importante que reflexionemos seriamente sobre cuales son realmente nuestras prioridades en la vida.
- Ignoramos cuáles son nuestros valores. Y aun teniéndolos claros, muy pocos somos coherentes con ellos. Sin embargo, es imprescindible que sepamos qué es valioso para nosotros. Es el primer paso para ayudarnos a establecer prioridades y a su vez nos da la fuerza necesaria para aprender a decir <<no>>.
Así que ya sabes:
- Reflexiona sobre lo que es prioritario para ti en la vida
- Establece cuáles son tus 5 valores más importantes
- Actúa en consecuencia
Espera, ¡también faltas tú!
El estrés crónico es uno de los problemas que más sufrimiento causa en las sociedades modernas. Necesitamos hacerle frente y todas las herramientas de las que podamos disponer son pocas.
¿Sufres de estrés?
¿Compartes con nosotros las tuyas en los comentarios?
¡Gracias y un abrazo enorme!
FOTO: David Marcu
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Informaciones muy interesantes antes de comenzar un día laboral.
Gracias Bert! Me recordastes algo muy importante hoy, «dar prioridad a nuestros valores»
Hola Yanet querida!
Qué alegría verte por aquí.
A menudo, con tanto ajetreo, se nos olvidan cosas tan fundamentales como nuestros propios valores, qué locura ¿verdad?
No está demás recordarlos de vez en cuando. Pero, no! ¿qué digo? A diario! Si cada cosa que hacemos estuviera más alineada con nuestros valores, igual, otro gallo nos cantaría 🙂
Un abrazo enorme,
Kiki & Bert
¡Hola, Kiki y Bert!
Os ha quedado un post fantástico con un montón de ideas para conseguir relajarnos.
Mientras lo leía, se me ha ocurrido pensar que muchas de estas herramientas son complementarias. Por ejemplo: ¿qué mejor que moverse, tomar conciencia o hacer un enraizamiento en medio de la naturaleza?
Desde aquí, os agradezco que hayáis contado conmigo para este artículo tan inspirador.
Un abrazo!
Hola Nuria,
muchas gracias a tí por tu aportación. Es un verdadero placer tenerte por aquí.
A mí también me parece que son complemetarias y que cuantas más conozcamos, de más opciones dispondremos para elegir o combinar según la situación en la que nos encontremos.
No conocía el ejercicio del enraizamiento y me ha parecido una herramienta tan sencilla como poderosa para algo que a muchos les es muy difícil: detener el parloteo mental que tanto agota. Y si encima lo puedes practicar en plena naturaleza, el efecto se multiplicaria seguro!
Un abrazote!
Kiki