Durante millones de años fuimos cazadores-recolectores, nómadas, fuertes y libres.
Un día tuvimos la brillante idea de empezar a vivir en casas, poseer la tierra y cultivarla, irnos acomodando, iniciando así un largo camino de alejamiento de nuestra naturaleza más auténtica y salvaje.
Una senda seguramente necesaria para la evolución de la especie, pero no estoy muy segura de que nos haya llevado al lugar que soñábamos.
No creo que sea necesario que te describa el panorama de enfermedad y vacío vital que asola a la población occidental.
La gran noticia es que hay un despertar.
Llegar a donde hemos llegado tiene también una cara amable y esperanzadora. Cada vez son más las personas que incrementan su nivel de consciencia y empiezan a conectarse con el enorme potencial que todos llevamos dentro a todos los niveles: físico, mental, emocional y espiritual.
Y surgen iniciativas, hasta dentro de la comunidad científica, que nos invitan a cuestionarnos muchos de los dogmas que nos han llevado hasta el punto en el que hoy nos encontramos.
Una de estas iniciativas es la Ancestral Health Society, cuya misión es examinar los desafíos actuales relacionados con la salud en el contexto de nuestra herencia ancestral. Para ello utilizada dos herramientas:
- El Ancestral Health Symposium: un foro donde compartir teorías científicas sobre cómo la dieta, el estilo de vida y el medio ambiente pueden moldear la salud humana.
- El Journal of Evolution and Health, revista cuyo objetivo es explorar cómo la evolución ha moldeado y restringido la biología humana y animal. También desarrolla conocimientos sobre los principales factores que afectan la salud y traduciéndolos en métodos prácticos para mejorar la salud humana y animal.
El pasado 30/9 tuvimos el honor de dar una pequeña charla sobre rewilding en el Ancestral Health Symposium que se celebró en la ciudad holandesa de Maastricht.
Estar rodeados de médicos, investigadores y personas con un importante background ciéntifico nos imponía bastante, la verdad, pero los numerosos participantes recibieron la charla como un soplo de aire fresco entre tanto gráfico y presentación académica, al menos, eso es lo que nos comentaron muchos de ellos después del evento 😊
En el fondo, todo aquello de lo que se habló, tanto de manera científica como informal, no es más que un conocimiento que todos llevamos ya dentro de manera innata, pero que se nos olvidó en el largo camino de la evolución.
Lo “único” que tenemos que hacer es despertarlo de nuevo y en cuestión de pocos días de haberlo reactivado, pueden sorprenderte los beneficiosos efectos que se llegan a obtener.
Durante este simposio asistimos a numerosas conferencias de médicos, investigadores y profesionales de renombre en el ámbito de la salud evolutiva, como Leo Pruimboom, Remko Kuipers, Hanno Pijl o las chicas de Move your DNA Lucie Van Leeuwen y Mina Van Brunschot, entre otros.
Hoy queremos compartir contigo varias de las ideas que nos trajimos y que consideramos importantes y útiles para esta comunidad.
Ha sido difícil hacer el resumen porque había mucha miga, pero aquí te dejemos algunas de ellas para que reflexiones y empieces a practicar desde mañana mismo.
#1. Estilo de vida vs pastillas
Sanar las llamadas enfermedades de la civilización no pasa por medicarnos sin fin, sino por algo tan barato como introducir cambios en nuestro estilo de vida.
Y tú me dirás: obvio.
Sí, lo es, pero no hacemos nada al respecto. Nos cuesta horrores salir de la comodidad en la que nos hemos instalado y preferimos la pastillita mágica antes que ir introduciendo pequeños cambios que conducen a grandes resultados sin sacar ni un céntimo del bolsillo. La medicina convencional no considera introducir este tipo de cambios.
#2. La diabetes tipo 2 tiene cura
Uno de los ejemplos de los que se habló, con varios testimonios de personas que habían superado esta enfermedad, es la diabetes tipo 2 que, según explicó el catedrático y experto en diabetes Hanno Pijl, se puede prevenir e incluso curar con facilidad, en la mayoría de los casos, con simples cambios en el estilo de vida basados en:
- una alimentación que da prioridad a los alimentos naturales ricos en grasa y proteína y elimina harinas y azúcares. Así es como se trataba la diabetes (con éxito) antes de apareciera en escena la insulina inyectable a principios del siglo XX.
- Evitar a toda costa el sedentarismo, ya que la ausencia de ejercicio hace que el exceso de energía aportado por la alimentación se convierta en grasa. Cuando las células grasas o adipocitos se saturan, no aceptan más energía y empiezan a resistirse a la creciente cantidad de insulina necesaria para reducir la glucosa en sangre. Resultado: agotamiento del páncreas y antesala de la prediabetes.
#3. El hábito más dañino
De todos los malos hábitos que hemos ido adquiriendo hasta nuestros días, el peor, el más dañito, por encima de todos los demás, incluida la mala alimentación, es el sedentarismo.
Lo más curioso es que todos sabemos que hay que moverse y no lo hacemos. ¿Por qué? Más allá de la mera pereza, no nos movemos porque no hace falta.
A nivel evolutivo, el movimiento está inducido por la necesidad: ir a buscar comida y agua, ponerse a salvo del peligro. Como todas esas necesidades ya están más que cubiertas en occidente sin necesidad de moverse, el movimiento ha dejado de ser espontáneo. Hacer ejercicio se ha convertido en algo tan forzado como ir al gimnasio en coche.
Solo el movimiento generado por la necesidad previene y cura la enfermedad. En el artículo Sillas no, gracias! te doy consejos prácticos para deducir el sedentarismo drásticamente.
Además, hacer deporte no es suficiente. Mucha gente entrena durante varias horas a la semana, pero el resto del tiempo, incluidos deportistas profesionales, lo pasa sentado (delante del ordenador, de la tele, en el coche, etc). La clave está en moverse mucho durante todo el día y así conseguir estar en forma sin preocuparse por estar en forma.
#4. No importa tanto lo que comes como lo que no comes
En cuanto al tema de la alimentación, simplificando mucho, en el fondo se trata de priorizar todos aquellos alimentos que estén de acuerdo con nuestro genoma. ¿Qué pasa en la actualidad?
- Comemos demasiados hidratos de carbono con bajo valor nutricional.
- Comemos muy poca fruta y verdura de calidad y muy poco variada
- Comemos muy pocos alimentos ricos en ácidos grasos omega 3, uno de los nutrientes que nos hizo quien somos, ya que nuestra vida fue evolucionando a la orilla de mares, ríos y océanos. Nuestro cerebro fue creciendo en tamaño gracias al consumo de comida más densa como pescado, carne, tubérculos y frutos secos. Ya no hacía falta un intestino demasiado largo para digerir y transformar en energía grandes cantidades de vegetales y el excedente de energía sirvió para desarrollar el tamaño de nuestro cerebro.
- Comemos demasiados ácidos grasos omega 6 (omnipresente en productos procesados).
La proporción entre ambos ácidos grasos viene de forma natural en los alimentos enteros (pescado, semillas) , pero gracias a los alimentos industriales, el ratio natural de Ω6 y Ωo3 (1:1) se ha roto teniendo éstos un elevado nivel de Ω6 y uno muy bajo de 3 (14:1).
Uno de los efectos de esa desproporción es la inflamación de bajo grado.
Lo que hace a la gente vaga no es la comida en sí sino la inflamación que provoca determinado tipo de comida en el hipotálamo (harinas refinadas, entrecot, fructosa).
#5. No solo nos hacemos vagos por lo que comemos
El exceso de mala comida y el sedentarismo no son los únicos culpables del desastre. Hay otras causas y están directamente relacionadas con el comportamiento:
- En occidente la falta de apoyo social aumenta el nivel de sedentarismo, induce a comer más y lleva incluso a la depresión.
- Si queremos hacer cambios en nuestro estilo de vida, la pregunta es ¿cuál es la ventaja que obtengo si lo hago? El análisis de ventajas contra inconvenientes a la hora de tomar una decisión tiene mucho que ver con los resultados que obtenemos, pero para decidir mejor, hay que comer mejor.
Comer los ácidos grasos adecuados (omega 3) con regularidad nos ayuda a mejorar e incluso cambiar nuestra capacidad de decisión, porque esos ácidos grasos tienen influencia en el funcionamiento del cerebro y en las partes implicadas en la toma de decisiones.
#6. La presión evolutiva activa nuestro potencial genético
Nuestra genética es todavía prácticamente la misma que la del homo sapiens, por lo tanto, está adaptada a la vida del cazador-recolector.
Tenemos una gran capacidad para hacer frente a todo tipo de desafíos climáticos y patógenos que nos han permitido sobrevivir hasta hoy, pero el entorno al que nuestros genes están adaptados ya no existe.
Ya no hay presión evolutiva y, además hay otros factores de riesgo creados por la vida moderna, como el sedentarismo o la mala alimentación. El coctel explosivo tiene un resultado conocido: el carácter crónico de la enfermedad.
Las sociedades cazadoras recolectoras morían por infecciones, pero no por infartos, arterosclerosis, diabetes u otras enfermedades de la civilización.
Nuestro sistema inmunológico está preparado para hacer frente a desafíos de corta duración y de alta intensidad y lo que nos encontramos en la práctica es todo lo contrario: dura mucho el estímulo (por ejemplo, el estrés en el trabajo) pero no tiene una intensidad como la que proporcionaría el hambre, la sed o el clima.
#7. La solución: una vida intermitente
Por lo tanto, la mayoría de enfermedades de la civilización se produce por la incoherencia entre lo que nuestros genes esperan y lo que le damos.
Lo que nos ha permitido sobrevivir y convertirnos en el homo sapiens inteligente y fuerte que fuimos (y que aún somos genéticamente) es la presión evolutiva, la lucha contra un entorno imprevisible. Hoy en día ya no hay imprevistos y supuestamente tenemos todo bajo control, ya no hay que correr para ponerse a salvo, ni moverse para encontrar comida o agua.
La comodidad en la que nos hemos instalado es nefasta para el cuerpo y para la mente:
- Los músculos y articulaciones se atrofian por falta de uso, el famoso “use it or loose it”.
- Las neuronas se duermen por falta de estímulos adecuados.
- Nuestro sistema inmunitario se revela y se vuelve contra nosotros (las famosas enfermedades autoinmunes)
¿La solución?
Llevar una vida intermitente es lo que propone el investigador holandés Leo Pruimboom para hacer frente a la epidemia de enfermedades de la civilización. En la práctica se trataría de que, durante una semana al mes, desafiemos al cuerpo y al cerebro a ‘sobrevivir’.
El ya hizo el experimento hace unos años, con un grupo de voluntarios que padecían diversas dolencias y que durante 10 días debían “sobrevivir” en plena naturaleza. Los resultados fueron concluyentes y pudo mostrar como todos los valores negativos habían desaparecido casi por completo, en tan solo 10 días.
¿Cómo hacerlo en la práctica?
Introduciendo muchos de los hábitos que proponemos en este blog para una vida más salvaje, pero si no te da la vida para hacerlo todos los días, bastaría con una semana al mes, para obtener resultados importantes. Hablamos, por ejemplo de:
- La práctica del ayuno intermitente.
- La exposición a temperaturas no controladas (frío – calor). Para ello la práctica de la sauna y las duchas de agua fría son una buena opción y evitar al máximo la calefacción y el aire acondicionado.
- Hacer ejercicio en ayunas
- Realizar ejercicio intenso de corta duración, como sprints o estos ejercicios de HIIT
La razón de su eficacia reside en que desafían y reactivan nuestro potencial genético.
Conclusión
Esta es para mí la conclusión:
“reasilvestrarse o morir”
Entendiendo morir como vivir a medio gas, aceptando la cronicidad de la enfermedad, ignorando el potencial genético que llevamos dentro.
Entendiendo «asilvestrarse» como llevar un estilo de vida más coherente con nuestra genética.
No sé por qué, pero siempre me ha puesto de los nervios la gente que dice: “es la edad” aceptando como normal estar hecho un cascajo con 40 años.
Teniendo en cuenta que la posibilidad de que vivamos otros 40 años más es real, más vale que nos pongamos las pilas si queremos distrutar a tope de una vida digna y con salud hasta el último día de nuestras vidas 😊
¡Tu turno!
¿Conocías algunas de estas ideas?
¿Las pones en práctica?
¿Qué te parece la idea de llevar una vida intermitente?
Cuéntamelo y mientras tanto, rewild!
Te abrazo,
Crédito de fotos: Michal Pechardo y Cari Shea para Unsplash
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Hola pareja!
Pues algunas de las técnicas las conocía y otras se me resisten por mucho que las practico.
Soy hiperfriolera pero estoy consiguiendo ducharme con agua fría, aunque sean los últimos segundos.
A ver este invierno qué pasa con la calefacción pero intentaré evitarla en la medida de lo posible después de leer tu artículo.
Hacer ejercicio en ayunas y practicar hitt tampoco se me da mal, mucho mejor que lo de exponerme al frío.
El sedentarismo nos mata, la civilización tiene muchas cosas buenas que debemos utilizar, pero las menos buenas cuanto más lejos mejor.
Gracias por tanto valor Kiki!
Un abrazo
Hola Tania,
sí, la verdad es que lo del frío en invierno requiere caracter, en especial la ducha, jaja, pero es que luego te quedas en la gloria y además, te haces más resistente al frío, al menos esa es mi experiencia.
Desde luego al arte está en encontrar el equilibrio perfecto entre las ventajas de la civilización y las de la vida salvaje.
Gracias a ti por tu aportación bonita!
Un abrazote,
Kiki
Hola,
aquí otra friolera. Efectivamente cuanto más te expones al frío, más facilidad tiene el poro para contraerse. Además, la circulación sanguínea es algo que también puede «entrenarse». Si al minuto 1 nos ponemos tres pares de calcetines no es necesario movilizar la sangre para aumentar la temperatura corporal. Y así perdemos otra preciosa capacidad corporal.
Gracias Kiki por este artículo.
Un abrazo.
Séfora.
Hola Séfora,
jajajaja, qué cierto es lo que dices!
Lo descubrí durante algunas expediciones las que caminábamos o llevábamos trineos con perros durante bastantes días a temperaturas entre 10 y 30 grados bajo cero. La elección de la ropa era muy importante. El truco era llevar pocas capas mientras caminábamos y unas capas mas gruesas para estar paradado y para dormir. La propia circulación sanguinea, el movimiento nos mantenía en calor hasta en temperaturas tan gélidas. En ningún momento puedo decir que pasara realmente frío.
En Canadá sacan a los bebés y a los niños pequeños al “recreo” a temperaturas bajo cero para que se fortalezcan. En Mongolia vimos como algunos colegios hacían la clase de gimnasia sobre un lago helado, y son fuertes como robles.
Yo fui también fui friolera en su día, pero doy fe de que se puede entrenar 🙂
Muchas gracias a ti por tu aportación!
Un abrazo grande,
Kiki
te invito a cuenca ecuador a conectarte con el poder del instinto perdon por apenas poder enviarte este texto pues la tecnologia no es mi fuerte.
cada dia de mi vida es un reconectarme con lo mas waild de mi especie y estoy seguro que puedo aportar en salud humana soy osteopata fisioterapeuta y lo mas importante y relacionado con vida intermitente estoy creando un metodo de movimiento completo que he llamado antropokinesis tengo 62 ynunca he sentido y tenido la capacidad kinetica ni cognitiva que tengo ahora
Hola soy Rommel y quisiera compartirles algo que he aprendido luego de mis 62 años y es: ANTROPOKINESIS .»el poder del instinto»y retorno al movimiento perdido en los ùltimos 250 años. Quiero que sepan que me siento acompañado en esta hermosa experiencia de existir como sapiens sapiens sin perder las capacidades cinèticocinemàticas de primate.Un abrazo desde el corazôn.