Es un hecho confirmado: el ruido impera y nos ensordece.

Corren tiempos de alboroto, de prisa, de estrés y muy pocos somos los que decidimos parar la vorágine y detenernos a escuchar.

Sí, sí, lo que lees, escuchar. Y no las noticias precisamente.

Me refiero a escuchar nuestra voz interior.

Me figuro que ya sabes que existen dos tipos de vocecitas dentro de nosotros:

  • una que te merma, que te hace sentir mal y pequeño
  • otra que te hace crecer, que te potencia y te empodera

Estoy convencida de que la primera la conoces de sobra porque te bombardea a diario con frases estimulantes tipo:

no puedes, no vales, no te lo mereces, quien te has creído que eres, a donde vas con esa pinta…

De todo menos darte un impulso alentador.

Es imprescindible detectarla para poder mantenerla a raya.

La otra voz es mucho menos nítida, es como más tímida y necesita del silencio para hacerse escuchar con claridad. Además, hace falta tener el valor de escucharla y dejarse guiar por su sabio consejo. 

Si no sabes muy bien cómo hacerlo, aquí te dejo unos cuantos consejos.

Y así, los que tienen la fortaleza y la valentía de hacerlo, alcanzan metas y transitan lugares que ni en sus mejores sueños hubieran imaginado.

Y esto es precisamente lo que han hecho los bloggers invitados a colaborar en el post de hoy: tener la osadía de pararse a escuchar la voz de su tambor interno y confiar en su sabio consejo.

Descubre a continuación lo que lograron gracias a ese acto de valentía.

 

#1. Álvaro López de Autorrealizarte

 

Considero que cuando he hecho caso a mi voz interior es cuando he empezado a vivir una vida verdadera. He empezado a disfrutar del estilo de vida que soñaba, y a pesar de las dificultades del camino, la motivación nunca ha decaído.

Vivir con congruencia es el mayor de los regalos que puede hacerse cualquier ser humano, y yo estoy verdaderamente agradecido por haberlo hecho en su día. 

Ahora vivo con una sensación de libertad y paz interior que nunca antes había experimentado, y me ha hecho darme cuenta de que aún tengo mucho por descubrir en esta maravillosa vida.

 

#2. Ana Bizarro de Acción con alegría

 

Mi vida cambió el verano del 2009.

Ahí surgió la Chispa de mi Vida. Primero la sentí. No entendía nada. ¡Lo tenía todo! ¿Para qué narices me tenía que poner en Acción con Alegría? Tenía 36 años, dos niños (9-7 años) y un negocio rentable.

Me sentía rara. Muy rara. Todo empezó con un libro. Terminando con una traca final de fuegos mentales que me llevó a hacerme muchas preguntas. Demasiadas tal vez. Decidí ignorar a mi mente y centrarme en mi intuición. ¡Bendita decisión!

En 2013 la amplia formación llevada a cabo con los mejores se materializó con el nacimiento de mi tercer hijo: accionconalegria.com. Dos actitudes que me han caracterizado toda la vida. En 2014 afiancé mi plataforma con una nueva red de contactos digitales (networkingguest posting-formaciones múltiples y variadas). En 2015 decidimos divorciarnos y empezar de cero. En 2016 vendimos la casa, la empresa y materializamos nuestro divorcio con la mejor energía posible: el Amor Incondicional que nos han dado tantos éxitos juntos.

En 2002 lancé mi primer negocio y desde entonces los negocios me apasionan. En febrero del 2016, y tras más de 100 entradas semanales los viernes en mi blog, nacía mi primer infoproducto la Chispa de la Vida y mi nuevo negocio Acción con Alegría SLU. ¡Se terminaron las contrataciones laborales para siempre! Bienvenidas las colaboraciones éticas y responsables para seguir co-creando. 

En 2009 empecé a escuchar la vibración de mi corazón y lo volvería a hacer con los ojos cerrados. Así será el resto de mi vida y sólo Dios sabe lo que me encontraré por el camino. ¿Te animas tú también?»

 

#3. Ana Sastre de Marketing Libélula

 

Seguir el ritmo de mi tambor interno, en mi proyecto, en mi vida me hace sentir 3 cosas:

1/ Serenidad: una mezcla de paz interna y certeza de que todo va a ir bien. Es sentir que estoy donde tengo que estar, que no hay que tener miedo porque lo que venga, sea como sea, es el camino que tengo que transitar. 

2/ Fuerza: es un empuje interno, una claridad ante tomar decisiones y una firme sensación de que soy capaz de lo que me proponga. 

3/ Fluidez: cuando te mueves a tu ritmo y melodía natural la alegría te invade y te mueves con facilidad y sin cansarte.

¿Y qué he logrado?

Primero, ponerme en orden: entender lo que quiero, permitirme ser más auténtica, tener menos miedo, ser más valiente y creer más en mi.

Y tras ponerme en armonía yo misma, hacerlo con mi entorno: remodelar mi vida para hacerla a mi medida; crecer a mi ritmo a nivel personal y profesional; reorganizar mis amistades; redefinir mi rol en mi familia.

Creo que sólo fluiremos bien con la vida y con nosotros mismos si seguimos nuestro tambor interno, y dejamos de movernos al ritmo del de otros. Simplemente porque somos únicos.

Así que hoy y cada día, toca escucharnos un poquito más dentro y menos del ruido de fuera.

 

#4. Catalina Dash de Catalina Dash

 

Mi tambor interno es mi brújula. Es parte de mi auténtico poder femenino desde donde vivo la vida deliciosa que quiero vivir. La fuente desde donde, con fluidez, certeza y enraizamiento he tomado y sigo tomando las decisiones más importantes de mi vida. 

Claro que cuando quiero decidir si comprar ese vestido o ese otro puedo demorarme un largo tiempo y caer en indecisiones. Pero cuando se trata de decisiones relevantes, de vida, mi tambor interno comienza a sonar y todo resulta tan deliciosamente fluido e inclusive “fácil” (sin mayores complicaciones). 

Y estoy hablando de decisiones tales como irme de viaje a cierto país y conocer a mi marido una mañana en un hostal al cual no tenía pensado ir, decidir dejar Chile (mi país natal) y crear una nueva vida en pareja en pleno medio oriente. Que luego me llevaría al mundo online y permitiría ¡llegar a mujeres de todo el mundo! Decidir tomar un curso con el objetivo de aprender algo específico y terminar entrando a una comunidad fascinante de mujeres y clientes en España, ¡que me permitiría viajar constantemente para allá! Incluso creo que el ser que se está gestando en mi vientre también ha sido parte de escuchar a dicho tambor.

Es decir, que, al escucharlo, escucho esa certeza de que es perfecto lo que he decidido, aunque muchas veces no lo entienda racionalmente. Porque no calculo ni analizo “los beneficios” de dichos actos, sino que simplemente “sé” que es lo mejor para mí en ese momento.

Es una confianza y entrega total al poder del tambor interno que está dispuesto a guiarnos. 
No es suerte.

Eso sí, para que tambor suene claro y certero, necesito constantemente cultivar, nutrir, afinar, cuidar y atenderlo, atender-me.

 

#5. Francisco Fortuño de Hombres evolucionantes

 

Escuchar mi tambor interior me ayudó a dejar una vida y un trabajo que no me gustaba.

Después, me ayudó a descubrir cuáles eran mis talentos y más adelante me sirvió para encontrar mi misión que me ha permitido ponerme al servicio de otros y trabajar cada día para construir un mundo en el que hombres y mujeres tengan un mayor equilibrio entre sus energías femeninas y masculinas. 

Para esto necesité pasar tiempo solo, reflexionar, y trabajar mucho para eliminar capas que me permitieran entender que era lo que mi alma realmente quería y cambiar hábitos y creencias para darme cuenta de que si podía hacer realidad un sueño.

Ahora vivo una vida más satisfactoria y con mucho más sentido.

 

#6. Isa y Juanmi de Más y mejor

 

La verdad es que hoy en día es muy difícil escucharse uno mismo, escuchar hacia dentro. Estamos tan metidos en la rutina, el trabajo, el caos y la prisa del día a día, que no tenemos tiempo de pararnos para ver si realmente nos estamos dirigiendo hacia donde queremos.

Así estábamos nosotros hace apenas 3 o 4 años, hasta que empezamos a sentir que algo no encajaba.
Siempre nos ha gustado mucho viajar y el trabajo en la empresa nos limitaba mucho. Además, sentíamos que podíamos aportar algo más a este mundo.

Esto nos llevó a un viaje de introspección y desarrollo personal que nos hizo cambiar y evolucionar como personas mucho más que en los casi 30 años anteriores. Y es increíble cómo solamente con escucharte, puedes ser capaz de romper con todo y cambiar el rumbo hacia algo que te llena más y te hace sentir realizado como ser humano. 

En nuestro caso, este camino de autoconocimiento nos llevó a emprender. Montar nuestro negocio online y ser libres para viajar y trabajar desde cualquier parte del mundo es algo que hoy en día no cambiaría por nada.

Desde entonces no hemos dejado de dedicar tiempo a parar, pensar, planificar e incluso meditar, como herramientas básicas para no volver a «perdernos».

 

#7. Mamen Pérez de Colaboración Knowmada

 

Escuchar a mi intuición antes era un hábito dormido. Ni tan si quiera lo intentaba. No sabía que podría encontrar respuestas dentro y mis decisiones casi siempre estaban supeditadas a la opinión de otros o a circunstancias externas.

Modificar esto y escuchar tu esencia lleva tiempo y dedicación, pero una vez empiezas, de manera progresiva, tu habilidad se va despertando.

Ahora he llegado al extremo contrario, es decir, me cuesta muchísimo tomar decisiones o acciones que no estén conectadas con mis valores o filosofía de vida. Cuando desoigo esa guía interior, no logro sentirme en paz. Entonces, quiera yo o no, la solución pasa por pararme y escucharla.

No importa que haya prisa o que el momento no sea el perfecto para la reflexión: debo hacerlo si o si para sentirme bien conmigo misma y con el mundo.

Esto no quiere decir que no sea incoherente en determinados momentos de transformación. Ser siempre coherente o consecuente no es realista pues debemos permitirnos fallar.

Sin embargo, aun cuando acepto ser incoherente, lo hago desde la propia escucha, desde un estado de consciencia y me doy permiso internamente para no hacerlo tan perfecto esa vez.

Desde mi punto de vista, toda decisión que tomes sea cual sea el resultado, debe darte paz si la haces desde ahí.

Mi conclusión final es que, en un mundo de decisiones, acciones, relaciones y trabajos rápidos, abrirnos a la intuición nos devuelve la calma, es puro aire fresco para el alma.

 

#8. Tania Carrasco de RevolucionaT 

 

Todos los grandes aprendizajes de mi vida han estado marcados por el ritmo de mi tambor interior. Desde muy pequeña no he dejado que nadie más me guiase.

Aunque siempre fui buena estudiante, a mí lo que más me gustaba era bailar. Yo quería dedicarme a algo que tuviese que ver con el baile, con mi pasión, con aquello que más feliz me hacía.

La presión exterior de padres, familiares, profesores, era grande. Les parecía una pena que una buena estudiante como yo tirase su futuro por la borda porque quería dedicarse a bailar.

Como yo lo tenía muy claro no dejé que nadie me influyese y a los 15 años ya me estaba formando para ser profe de baile y dedicándome a aquello que me apasionaba. Desde entonces y hasta hace bien poco, mis mejores trabajos han tenido que ver con mis grandes pasiones: ayudar a la gente a través del baile o de cualquier terapia relacionada.

Podía estar trabajando de lunes a domingo sin problema, sin cansancio, sin sentir que la vida se me iba en un trabajo insatisfactorio y mal pagado. Yo siempre trabajé en lo que me gustaba y además con muy buenos sueldos.

Es cierto que nunca fui primera bailarina de ningún ballet, ni protagonicé ningún musical importante, ni llegué a bailar en televisión, pero conseguí construir mi vida a mi manera desde muy joven, gracias a mi tambor interior.

Me encantaba mi trabajo y me ganaba muy bien la vida con él, y eso para mí era más que suficiente. Después, mi vida ha dado muchas vueltas, pero cada vez que escucho a mi tambor interior acabo recorriendo caminos increíbles.

Cuando suena el tambor interior no te queda otra que seguir el ritmo y aprender de lo que quiera enseñarte. O al menos así lo veo yo.

No ha habido ni una sola etapa de mi vida que no haya estado marcada por el ritmo que me marcaba mi propio tambor, mi corazón, mi alma inquieta, llámalo como quieras. 

No soy capaz de hacer como que no pasa nada y seguir con mi vida. Necesito bailar con su música y disfrutar con su melodía. Y, si por lo que sea, el camino que me muestra no me gusta, me quedo con las lecciones y cambio de rumbo.

Yo no tengo miedo a mi tambor interior, tengo miedo a que deje de sonar y no tener quien me guíe.  Mientras él siga sonando me siento a salvo.

 

#9. Kiki y Bert de Rewilding Drum

 

Cuando elegimos el nombre nuestro proyecto supimos que debía constar de dos palabras:

Rewilding: reconectar con nuestra esencia salvaje (libre) a través del contacto consciente de la naturaleza

Drum: o tambor como símbolo de nuestro instinto, guía, voz o tambor interno

Esto decía Alce Negro hace ya una pila de años:

La forma redonda del tambor representa al Universo, y su toque regular y fuerte es el pulso del corazón que late en su centro. Es como la voz del Gran Espíritu, y este sonido nos pone en movimiento y nos ayuda a comprender el misterio y el poder de todas las cosas.

Dejarnos guiar por el sonido del tambor interno nos ha traído muchas cosas que, para mí pueden resumirse en una: paz interior. Sencillamente, cuando le haces caso te sientes bien y sabes que has elegido el camino adecuado. Solo tienes que estar dispuesto a la escucha y a confiar en su inmensa sabiduría.

 

#10. Tú

 

Para completar este artículo sería bonito que tú también compartieras con nosotros tus logros en relación con este tema.

Coméntanos:

¿Te cuesta escuchar tu tambor interno?

¿Te parece difícil confiar en su sabia voz?

¿Qué experiencias que ni te esperabas has vivido cuando te has dejado llevar por su llamada?

¡Anímate! ¡Me encantará leerte en los comentarios!

Un fuerte abrazo,

kiki firma

 

 

 

 

 

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Soy Kiki Nárdiz, coautora del blog Rewilding Drum, desde el que comparto estrategias y herramientas para ayudarte a salir del automatismo y a recuperar la energía vital a través del contacto consciente con la naturaleza. Te regalo mi guía “7 errores que te alejan de tu naturaleza salvaje y cómo solucionarlos”.

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